Su nombre proviene de las palabras en sánscrito paschima que significa “oeste” o “posterior” y uttana que significa “estiramiento intenso” o “ascendiendo”. Por eso se traduce en español a la pose de estiramiento posterior o de ascendimiento (de energía).
Paschimottanasana es una de mis asanas preferidas. Trabaja fuertemente en Muladhara y Swadhisthana y es una gran asana para rendirse* al universo. Los beneficios de esta asana son innumerables, tanto físicos como mentales, emocionales y enérgico-espirituales.
Paschimottanasana estimula la correcta circulación sanguínea en todo el cuerpo, y ayuda a combatir un sin número de dolencias como el estreñimiento, diabetes, infecciones urinarias, problemas de próstata, impotencia, artritis, depresión, ansiedad, estrés, irritabilidad, miedos… Excelente también para remover grasa alrededor de la cintura y el abdomen y fortalecer el sistema inmunológico. Por otra parte, se trabaja con la flexibilidad y la elasticidad de la columna vertebral, lo que proporciona vitalidad y juventud.
Paschimottanasana nos carga las baterías. Formidable asana para personas que se sienten desprovistas de energía vital, a la vez de ser una de las mejores asanas para aquellos que desean entrar en un estado de completa relajación y de entrega total.
El verso 1:28 de Hatha Yoga Pradipika, posiblemente el texto más antiguo que existe sobre el Hatha Yoga escrito en el siglo 15, por Swami Swatmarama, discípulo de Swami Gorakhnath explica:
“Estirando las piernas hacia adelante en el suelo, como un palo, doblándose hacia enfrente, sujetando los dedos de los pies con ambas manos y colocando la frente sobre las rodillas, esto se llama paschimottanasana.”
El verso 1:29 continúa:
“Paschimottanasana es la mejor entre las asanas. Por esta asana las corrientes pránicas ascienden a través de sushumna, el fuego digestivo aumenta, el abdomen se vuelve plano, y el practicante se libera de enfermedades.”
Otro texto clásico del hatha yoga, GherandaSamhita, escrito hace 300 años documenta las enseñanzas del sabio Gheranda a su estudiante Chanda. Este expone en su verso 2:24:
“Extender las piernas sobre el piso, rectas como un palo, los talones sin tocarse. Llevar la frente sobre las rodillas y tomar con las manos los dedos de los pies. Esta postura se llama paschimottanasana.”
• rendirse – cuando hablo de rendirse no me refiero a darme por vencida, a someterme como el esclavo ante el amo, o renunciar a las metas. Esta entrega no es cederle el poder a otro, sino por el contrario, una unión y confianza en la Energía Universal, dejando que mi vida siga su camino, sabiendo que lo que pasa tiene una razón de ser. Cuando hago paschimottanasana siento una energía poderosa dentro y fuera de mí. Siento esa unión universal, una felicidad incondicional en todos los niveles…
Rendirse es también entregarse a todas las posibilidades, sin expectativas ni ataduras, librándose de convencionalismos, sentimientos e ideas que estancan, y por el contrario elegir el ser libre, el seguir luchando por lo que se quiere, pero sin ataduras al resultado, consciente de que mi actitud ante el resultado importa mucho más que el resultado mismo.